En el año 2020, mientras todos estábamos aprendiendo a hornear y viendo bailes de TikTok, el autor británico Matt Haig trajo al mundo su novela de autosuperación La biblioteca de la medianoche. Sería poco decir que este libro tuvo una recepción meramente positiva, puesto que, en cosa de un parpadeo, la historia de una mujer a quien le es dada la capacidad de cambiar el destino de su vida con una sola decisión, se volvió un fenómeno viral que dominó por meses subsecuentes las listas de los Best Sellers y la conversación en las redes sociales.

Cuatro años más tarde, Matt Haig nos presenta su nueva novela, con una propuesta fresca e igualmente bienintencionada. En La vida imposible, somos transportados a las paradisiacas playas del Mediterráneo, invitados a maravillarnos con una historia sobre lo bueno que es vivir en el planeta Tierra. En esta novela, la curiosidad se apodera de Grace Winters, una profesora de matemáticas jubilada, cuando hereda una casa en Ibiza, tras la muerte de una mujer a quien ella difícilmente puede llamar amiga.

Sin boleto de regreso y plagada de preguntas sobre este misterioso regalo, Grace se aventura a la isla española, con la esperanza de descubrir más sobre la vida de su amiga y cómo la misma llegó a su fin.

Vive tu vida. Tu vida imposible…

“No hay nada como saborear un higo recién cortado del árbol, tierno y caldeado por el sol. Puedes comértelo entero. De cabo a rabo. La piel, la carne púrpura, las semillas. Divino. Cómete el higo entero, ese es mi consejo. Y arráncalo del árbol, justo en ese momento, cuando se te presente la oportunidad”.

Evidentemente, en su núcleo, esta es una novela sobre tomar el toro (la vida) por los cuernos. Al comienzo, nuestra protagonista y narradora, Grace, se encuentra habitando una metafórica caja de Schrödinger (sí, sí veo la redundancia en este concepto, pero quédense conmigo).

Grace está viva, pero a la vez no. Todas las funciones necesarias para darle sustento a un cuerpo humano siguen presentes, pero es una existencia vacía, regida por la rutina y la monotonía. Un mundo teñido de gris, por así decirlo. Carente de sentido. Es hasta que el incidente incitador, la ya mencionada herencia, viene a ponerlo todo de cabeza, que comenzaremos a divisar los destellos de un propósito que empujará a Grace hacia adelante.

A lo largo de este camino, Grace se enfrenta a eventos y personas que desafían su realidad, esa que se había construido por las pasadas siete décadas. La retan a experimentar nuevas emociones, a salirse de una zona que, más que ser de confort, es un grillete que la tiene atada a un pasado distante.Es cuando comienza a ver el mundo desde otros ojos, a buscar un significado, que Grace encuentra algo allá afuera que es aún más grande que ella.

A parte de eso ¿qué más se puede decir de esta obra? Creo que, como su trabajo anterior, la percepción de su mensaje dependerá enteramente de cada lector. Habrá aquellos que sean conmovidos por las palabras de Matt Haig, entretenidos por su narrativa veloz y ocurrente, que entremezcla figuras metafóricas con referencias a la cultura pop, para conectar con su audiencia. El libro es, después de todo, un llamado a no desperdiciar ni un solo segundo de nuestras vidas.

Este autor es tu fan #1

Como escritor, Matt Haig ha dedicado su carrera a explorar ambos extremos del amplísimo espectro existente entre la no-ficción y la ficción especulativa. Este segundo, refiriéndose a cualquier subgénero de la ficción que se aparta del realismo, tales como la ciencia ficción, el terror, la fantasía, entre otros.

En los casos de novelas como La biblioteca de la medianoche, La vida imposible o su novela sobre una familia de vampiros, Los Radley, Haig hace uso de esta herramienta, la ficción especulativa, para cautivar a sus lectores y presentar un mensaje, generalmente alentador.

Con eventos y personajes que tocan un delicado balance entre suficientemente diferentes para parecer de otro mundo, pero contando con más similitudes con nosotros y nuestro mundo que as que se asoman a la superficie, las novelas de Matt Haig logran transmitir su mensaje sin atentar de moralistas.