La música y la literatura son artes que, aunque distintas en su forma de comunicación, comparten la capacidad de narrar historias y conectar con lo más profundo del ser humano. En la literatura, la música no sólo actúa como un mero acompañamiento, puede ser el alma que guía la narrativa y en ocasiones proporciona una banda sonora que resuena a lo largo de todas las páginas.

Hay libros donde las canciones, además de ambientar la historia, estructuran la trama, le dan ritmo y profundizan la conexión del lector con los personajes y sus mundos.

Libros con soundtrack

Hay escenas o hasta historias completas que nos remiten a una o varias canciones. Cierto tipo de situaciones podrían tener su soundtrack propio y por supuesto, con la literatura sucede lo mismo. Aunque existen libros donde la música no es sólo un acompañamiento, sino que se convierte en la brújula que guía a los personajes y da forma a la estructura narrativa. Así, cada pista nos hace entrar en distintas circunstancias, escenarios y hasta sentimientos de los personajes y la historia misma.

Uno de los soundtracks literarios más famosos es el de una novela emblemática de la literatura latinoamericana que se construye como un tablero de juego donde el lector puede saltar de un capítulo a otro, emulando el jazz improvisado que el protagonista, Horacio Oliveira, adora.

La estructura de Rayuela refleja el caos y la libertad del jazz, transformando la lectura en una experiencia interactiva y sensorial. Julio Cortázar utiliza referencias musicales para expresar estados emocionales y situaciones de los personajes, incluso existe el álbum Jazzuela, que reúne toda la música que acompaña la trama.

Por otro lado, Blackstar de María Eugenia Mayobre utiliza la música como un elemento importante de la narrativa. La novela, cuyo título se inspira en el disco homónimo de David Bowie, sigue la historia de Sofía, una inmigrante venezolana en Estados Unidos y su relación con Claire Lewis, su singular suegra que vive en una camioneta llamada Nelly y sufre de cáncer.

A medida que ambas mujeres viajan en ella, la música de Bowie, Iron Maiden, The Cure, Bob Dylan y Charly García se convierte en el soundtrack que acompaña su viaje emocional. Estas canciones también reflejan las luchas internas de Sofía mientras se enfrenta a las decisiones difíciles sobre la vida y la muerte de Claire.

Historias sobre músicos

A través de sus acordes, melodías y ritmos, la música tiene la capacidad de unir a comunidades, influir en movimientos sociales y reflejar cambios culturales. En la literatura, las historias sobre músicos no sólo capturan su pasión por el arte, sino también los conflictos y las tensiones que enfrentan en un mundo que a menudo se debate entre la tradición y la innovación.

El pianista de Manuel Vázquez Montalbán ofrece un retrato intrincado de la historia moderna de España a través de los ojos de un músico. La obra, ya considerada un texto de culto, narra la vida de un pianista cuya existencia está marcada por los desafíos de la memoria histórica en un país asolado por el franquismo.

La novela presenta una estructura temporal inversa, abarcando tres capítulos que retroceden en el tiempo desde la Barcelona de los años ochenta, pasando por el auge del franquismo en los cuarenta, hasta llegar al París de 1936, previo al golpe de estado. Esta estructura permite a Montalbán explorar el impacto de la dictadura y la resistencia cultural a través de la experiencia musical que a su vez refleja la lucha por conservar la memoria histórica.

Por otro lado, El violinista de Mauthausen de Andrés Pérez Domínguez relata la vida de un violinista durante la Segunda Guerra Mundial, centrado en los horrores de los campos de concentración. La música, en esta obra, se convierte en un lazo con el pasado, una forma de resistencia interna y una manera de conservar la dignidad en medio de la brutalidad.

El relato subraya la capacidad de la música para proporcionar consuelo, resiliencia y propósito incluso en las circunstancias más desesperadas. La historia del violinista destaca cómo la música puede ser una fuente de fortaleza y un testimonio de la resistencia humana frente a la adversidad.

Atmósfera musical

La música también puede establecer la atmósfera y el tono de una historia, y así, afectar la percepción del lector y añadir una capa adicional de significado y emoción. Cuando se utiliza de manera efectiva, puede transformar el escenario narrativo en una experiencia sensorial completa. La música, en este contexto, actúa como un narrador silencioso, uniendo elementos de la trama y creando un paisaje sonoro que intensifica la experiencia de lectura y sumerge al lector en el mundo de los personajes.

En Los pasos perdidos de Alejo Carpentier, la música es una presencia constante que acompaña al lector a lo largo de la historia de un compositor que viaja a una región remota en busca de instrumentos musicales primitivos. La música aquí es más que un telón de fondo, es un vehículo para explorar temas de identidad, civilización y el retorno a las raíces. La rica descripción musical de Carpentier crea una atmósfera que nos envuelve y nos transporta a un mundo donde la música y la naturaleza están íntimamente conectadas.

Por su parte, en Opus 77 la música, y sobre todo la música clásica, no es simplemente un contexto; es la esencia que moldea a los personajes y da ritmo a la trama. Alexis Ragougneau utiliza la música como un medio para desentrañar la complejidad de las relaciones de la familia Claessens, explorar los sacrificios personales en pos de la perfección artística y examinar la lucha entre el deseo de alcanzar la grandeza y la necesidad de autenticidad y autoexpresión.

La muerte del padre desencadena en Ariane, la narradora, una serie de confesiones introspectivas, mientras trata de entender las decisiones de su hermano y su propio papel como solista, una posición que la ha aislado por su fría y enigmática presencia en el escenario.

La música en la literatura puede convertirse en una fuerza narrativa fundamental, capaz de guiar la historia, desarrollar personajes y crear atmósferas envolventes. La integración de la literatura y la música demuestra su poder para enriquecer la narrativa, ofrecer una nueva dimensión de entendimiento y conectar profundamente con el lector, haciendo que cada historia resuene mucho más allá de las palabras escritas.